miércoles, 13 de julio de 2011

Nunca despiertes al dragón que duerme (Tránsitos a la deriva 2003) David Efe.

   

   Nunca despiertes al dragón que duerme




Nunca despiertes al dragón que duerme bajo mi pálida luna,
ésta luna que nació un día


del sueño de mis bolsillos rotos
y de una risa de las amapolas
entre leones disecados.
¡Yo!,
yo ya nada les digo a las hadas,
ni jamás les muestro mi gran corazón dorado.

Mi piel está hecha de arco-iris rotos,
y el sudor, allí, se funde perezoso.
Hacia abajo cuelgan mis culpas
retando al dragón dormido.

¡Adiós!,
adiós burbuja metálica,
creciste entre las huellas
de los cisnes en la arena
y entre una balada
de torpes acordeones.

Mi alma, que tanto teme al sueño
quiere galopar desnuda sobre una balsa,
y huir así del rumor de los mordiscos
de las moscas sobre la carne.

Por mis venas pacen las flores
ante la incertidumbre de ser un caballo,
y arranco los días de las conchas
para libar el sustrato del que camina.
Mañana,
mañana seré cascada salvaje
y arrollaré, desnudo, a un amanecer de grillo.
¡Adiós!,
adiós a los primeros brotes de besos
que aún conservan el terror de la mañana.

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