martes, 13 de diciembre de 2016
POESÍA ANFIBIA
Aquí adelanto unas páginas de lo que será mi próximo libro, "POESÍA ANFIBIA (predisposición estética a la sumersión y a la falta de aire)", que se acaba de montar. Son 225 poemas ilustrados, poemas mínimos que buscan la disolución del mundo.
viernes, 30 de septiembre de 2016
Presentación de CUADERNOS DEL HEDONISMO que tuvo lugar el pasado 15 de abril en la sala LiberArte. Un hermosísimo encuentro junto a lxs poetas José Naveiras, Clara Gigantes, Carlos de la Cruz, Hipólito García "El Bolo", Tomás Castro, Cris Celada, Gabriel Cobo y Omar Amor. Gracias infinitas a todxs ellxs.
miércoles, 25 de mayo de 2016
Los Gigantes de Potsdam (Carlos de la Cruz)
LOS GIGANTES DE POTSDAM
Carlos de la Cruz
Recientemente se ha editado en la editorial de
ZooGráfico, el libro de Carlos de la Cruz, “Los Gigantes de Potsdam”, a mi juicio, no sólo es un libro relevante, es un libro imprescindible. Pero "Los Gigantes de Potsdam", no sólo es un libro, no es sólo poesía, también es un hermoso objeto en sí, con una encuadernación exquisita que roza y atraviesa el objeto artístico. El libro como objeto objetivo de la palabra, que también atraviesa la palabra y la voz. Lo que quiero decir es que “Los Gigantes de Potsdam”, no es sólo un libro, es también un arma, es también una puerta, un viaje, una anunciación, un aullido, es cosa de gigantes.
Quiero dejar como pequeña muestra estos tres poemas nada
pequeños.
LLEGAN DE TODAS PARTES
Llegan de todas partes,
torcidos
hermosos
salvajes.
Llegan de todas partes:
desnudos
descalzos
despiertos
hermosos
torcidos y salvajes.
Muchachos rubios como la ceniza
tiemblan sobre la línea como tiembla la
cebada
cuando jalamos la cuerda
que sostiene el agua cerca del río.
Traen ojos arrasados por el arado de la
ternura
el miedo barro, la madre lejos,
los hermanos se hacen pequeños
sentados sobre la rama del nogal que plantó
padre junto al gallinero
cuando compró la casa hace 28 años.
Vienen de todas partes
recién planchados
limpios y rubios
brotes de leche
gigantes de barro.
TODOS
ELLOS
(Billy Childish tenía un hermoso bigote debajo del sombrero)
Hablan
del éxito
de
chicas disponibles
bebiendo
vino blanco al final de la barra
de
chicos que transpiran sexo en las primeras filas
y
detrás de la puerta del baño.
Escriben
sus nombres en las paredes
como
si fueran objetos espinosos
alados
primitivos
sagrados.
Aúllan
consignas contra el sistema
y
pelean sin descanso contra las sombras
la
injusticia
el
hambre
la
policía
descargan
sus puños y los poemas
con
rabia misionera.
Hablan
del amor y parece
que
fuera algo que ellos han inventado
una
flor con los pétalos recortados por la cuchilla desafilada
de
los primeros rayos de sol de la mañana.
Luego
llegan los amigos y los conocidos
agitando
las sonajas, las luces y las cervezas
los
libros subrayados con las esquinas marcadas
los
cuchillos de caza, la bandera del amor
el
vellocino de oro para las noches de invierno.
Hablan
del éxito fuman beben mean
fuera
del tiesto
se
abrazan
el
mundo es un lugar hermoso cuando no estás solo.
Regresan
a casa, escupen sobre la cena
encienden
el ordenador
no
saben llorar, no saben amar
no
saben escribir otra cosa
que
su nombre en las paredes.
Todos
hablan del mismo dios
y
se ponen furiosos
cuando apartas la mirada.
CANCIÓN
DE PALENQUE Y POTRO DESBOCADO
Nadie
nos observa
la
tierra con su curva equivocada
la
sangre tensa como un hilo de gaviotas
los
caballos bizcos patean sobre el encerado
el
nervio cosido a la carne
el
aliento.
La
sangre no tiene ojos
nadie
puede escucharnos.
Sobre
el palenque
somos
extraños
enemigos
de muchos años
condenados
a respirar la misma aire
obligados
a escuchar la misma canción
beber
del mismo vaso
heridos
cubiertos
de limo y nata
masticando
los tendones
el
uno del otro
cosidos
a la carne por el espolón
la
escudilla del aliento.
Torres
sin entrada
puertas
o ventanas
esquivando
las tuercas de la máquina
círculos
concéntricos alrededor de la almohada
hueso
y cuchara.
El
que tenga ojos que oiga,
el
que tenga orejas que mire
cómo
patea el potro y sangra
leche
la
cornada.
miércoles, 11 de mayo de 2016
Fuga en sol (Cuadernos del hedonista LVR) David Efe
FUGA EN SOL
Primero apuro la cerveza
mientras observo como exhalas el humo,
ajena,
como si no fueras tú quien lo hace,
y yo me quedo en ese instante para recorrerte,
para recorrerlo,
y no quisiera hablar,
ni tampoco quisiera que tú lo hicieses,
al menos no ahora,
solo mirarte,
recorrerte,
esto me hace sentir muy bien dentro del mundo,
hace que el ruido del televisor del bar no llegue siquiera a rozar mis oídos, el camarero busca cambio mientras guarda los billetes en el fondo de la caja registradora,
y yo, ahora, imagino que estás desnuda,
y me muerdo el labio,
involuntariamente,
y tú me miras y sonríes,
y pareces muy borracha,
y pareces muy feliz,
y me miras desde muy dentro del mundo,
y lo haces desde muy dentro de tu espacio,
pero también desde muy fuera,
yo sonrío,
y supongo que parezco muy borracho,
y supongo que parezco muy feliz,
quiero follar contigo,
me dices justo antes de estrellar la colilla de tu cigarro contra el suelo,
y lo has dicho clavando tus ojos muy dentro de los míos,
mirando un lugar que no sabía que pudieras ver,
y yo sostengo tu mirada,
y me quedo inmóvil,
alargo intencionadamente el silencio porque me da mucho gusto hacerlo, tal vez, solo, porque no quiero que acabe nunca,
y las mandíbulas me rechinan,
un poco de frío,
el mundo en todas direcciones,
y caminamos por la acera del sol,
y el sol es tan extraño,
y es tan hermoso,
absolutamente incomprensible,
y una mujer empuja una maleta de ruedas subida a unos altísimos zapatos de tacón,
y te agarro de la cintura,
por detrás,
y camino unos metros con los ojos muy cerrados,
y no tengo ningún miedo a caerme,
el sol en mi cara,
y luego los abro,
y aparto el pelo de tu cuello,
y las luces parecen estrellarse en un destello de claridad irrepetible
que quisiera que se repitiera siempre,
y atravesamos tres calles completas,
con sus viandantes,
y la policía,
y yo no quiero disimular la felicidad que me da agarrarte de la mano,
y es que nadie parece darse cuenta,
solo tú y yo,
apretamos las mandíbulas y el paso,
lo intentamos,
urgencia por llegar,
y un poco de frío por no hacerlo,
y no se lo diré a nadie,
solo tú lo sabes,
o pareces saberlo,
o al menos quiero que lo sepas,
y justo cuando más sed tengo,
justo cuando la sed se hace absolutamente insoportable
tú abres la puerta de tu casa,
te quitas los zapatos aceleradamente,
y corres hacia la nevera para volver con dos latas de cerveza,
muy frías,
heladas,
perfectas,
el mundo en todas direcciones,
y caminamos por la acera del sol,
y el sol es tan extraño,
y es tan hermoso,
absolutamente incomprensible,
y una mujer empuja una maleta de ruedas subida a unos altísimos zapatos de tacón,
y te agarro de la cintura,
por detrás,
y camino unos metros con los ojos muy cerrados,
y no tengo ningún miedo a caerme,
el sol en mi cara,
y luego los abro,
y aparto el pelo de tu cuello,
y las luces parecen estrellarse en un destello de claridad irrepetible
que quisiera que se repitiera siempre,
y atravesamos tres calles completas,
con sus viandantes,
y la policía,
y yo no quiero disimular la felicidad que me da agarrarte de la mano,
y es que nadie parece darse cuenta,
solo tú y yo,
apretamos las mandíbulas y el paso,
lo intentamos,
urgencia por llegar,
y un poco de frío por no hacerlo,
y no se lo diré a nadie,
solo tú lo sabes,
o pareces saberlo,
o al menos quiero que lo sepas,
y justo cuando más sed tengo,
justo cuando la sed se hace absolutamente insoportable
tú abres la puerta de tu casa,
te quitas los zapatos aceleradamente,
y corres hacia la nevera para volver con dos latas de cerveza,
muy frías,
heladas,
perfectas,
y yo me río,
y ya no tengo frío,
y miro tus pies descalzos,
y me dan muchas ganas de quererte,
y también de follarte,
y te digo que te adoro porque te adoro,
o porque, tal vez, quiero que lo sepas,
y te quito la ropa muy despacio,
como, si acaso, dispusiera de todo el tiempo del mundo para hacerlo,
y éste es el momento,
el mejor momento,
y lo sé,
y me río porque lo sé,
o porque no tengo ninguna prisa por saberlo,
o porque no quiero dejar de saberlo,
y ya no hay silencio en el silencio,
y tú me miras desde dentro de una preciosa sonrisa,
y pareces muy borracha,
y pareces muy feliz,
o al menos creo que eres muy feliz,
y un temblor recorre tu cuerpo
y eriza tu piel,
y enciendes otro cigarrillo porque, tal vez, quieres alargar este momento, y te encanta mirar como te miro,
y a mí me gusta que te guste como te miro,
un rubor,
te veo,
te recorro,
y es en este punto en cual normalmente el tiempo comienza a zumbar,
a dibujar interferencias,
y yo solo quiero estar dentro de ti,
y estoy dentro de ti,
aún por fuera de ti,
y tras cien espasmos un alarido,
una explosión de luz,
y estoy muy dentro,
o tal vez no,
o tal vez seas tú la que estés dentro de mí,
o fuera,
y miro tus pies descalzos,
y me dan muchas ganas de quererte,
y también de follarte,
y te digo que te adoro porque te adoro,
o porque, tal vez, quiero que lo sepas,
y te quito la ropa muy despacio,
como, si acaso, dispusiera de todo el tiempo del mundo para hacerlo,
y éste es el momento,
el mejor momento,
y lo sé,
y me río porque lo sé,
o porque no tengo ninguna prisa por saberlo,
o porque no quiero dejar de saberlo,
y ya no hay silencio en el silencio,
y tú me miras desde dentro de una preciosa sonrisa,
y pareces muy borracha,
y pareces muy feliz,
o al menos creo que eres muy feliz,
y un temblor recorre tu cuerpo
y eriza tu piel,
y enciendes otro cigarrillo porque, tal vez, quieres alargar este momento, y te encanta mirar como te miro,
y a mí me gusta que te guste como te miro,
un rubor,
te veo,
te recorro,
y es en este punto en cual normalmente el tiempo comienza a zumbar,
a dibujar interferencias,
y yo solo quiero estar dentro de ti,
y estoy dentro de ti,
aún por fuera de ti,
y tras cien espasmos un alarido,
una explosión de luz,
y estoy muy dentro,
o tal vez no,
o tal vez seas tú la que estés dentro de mí,
o fuera,
o todo a la mismísima vez,
o tal vez no exista un afuera ni un adentro ya que todo esto bien pudiera ser el comienzo de una fusión termofísica,
o tal vez no exista ninguna otra cosa más que estar afuera y adentro al mismo tiempo,
sin decepción,
y yo no puedo hacer otra cosa más que ser tú y ser yo al mismo tiempo, y me siento muy feliz al hacerlo,
tan feliz que tengo ganas de llorar cuando te corres,
o tal vez sea yo quien se corre,
y es que no sé si estoy llorando yo,
o si acaso eres tú quien llora,
porque de alguna manera todo esto es maravilloso,
y la vida también lo es,
y parece no saberlo nadie más que tú y que yo,
o tal vez sí,
o puede que no,
y por un tiempo el tiempo no existe,
ni tampoco existe ninguna otra cosa fuera de él,
y luego las fuerzas se desvanecen ante esa luz que se ha formado
justo cuando nuestros cuerpos se han tocado,
y esa luz permanece derramada,
alrededor,
por todas partes,
en todas direcciones,
llenándolo todo
de sentido.
o tal vez no exista un afuera ni un adentro ya que todo esto bien pudiera ser el comienzo de una fusión termofísica,
o tal vez no exista ninguna otra cosa más que estar afuera y adentro al mismo tiempo,
sin decepción,
y yo no puedo hacer otra cosa más que ser tú y ser yo al mismo tiempo, y me siento muy feliz al hacerlo,
tan feliz que tengo ganas de llorar cuando te corres,
o tal vez sea yo quien se corre,
y es que no sé si estoy llorando yo,
o si acaso eres tú quien llora,
porque de alguna manera todo esto es maravilloso,
y la vida también lo es,
y parece no saberlo nadie más que tú y que yo,
o tal vez sí,
o puede que no,
y por un tiempo el tiempo no existe,
ni tampoco existe ninguna otra cosa fuera de él,
y luego las fuerzas se desvanecen ante esa luz que se ha formado
justo cuando nuestros cuerpos se han tocado,
y esa luz permanece derramada,
alrededor,
por todas partes,
en todas direcciones,
llenándolo todo
de sentido.
viernes, 6 de mayo de 2016
Te digo NO (Cuadernos del Hedonista) LVR
Te digo no
Te digo NO,
y te lo digo muy despacio,
N O,
no si nunca has subido a lomos de un Dragón, N O,
no si no conseguiste saltar de la ventana.
sábado, 9 de abril de 2016
viernes, 11 de marzo de 2016
martes, 8 de marzo de 2016
Oda al tranquimazin (Cuadernos del Hedonista) David Efe
Oda al tranquimazin
Puedes decir que estoy enloquecida, pero eso
no significa que esté loca. Pregúntale a
cualquier taxista.
Diane Di Prima
Sé que mi cuerpo pertenece a
los mercados,
mi espíritu,
ese contenedor de mis capacidades
está hipotecado,
y mi amor subarrendado,
pero mi alma,
¡ay mi alma!,
mi alma pertenece por completo
a
la industria farmacéutica.
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