LOS GIGANTES DE POTSDAM
Carlos de la Cruz
Recientemente se ha editado en la editorial de
ZooGráfico, el libro de Carlos de la Cruz, “Los Gigantes de Potsdam”, a mi juicio, no sólo es un libro relevante, es un libro imprescindible. Pero "Los Gigantes de Potsdam", no sólo es un libro, no es sólo poesía, también es un hermoso objeto en sí, con una encuadernación exquisita que roza y atraviesa el objeto artístico. El libro como objeto objetivo de la palabra, que también atraviesa la palabra y la voz. Lo que quiero decir es que “Los Gigantes de Potsdam”, no es sólo un libro, es también un arma, es también una puerta, un viaje, una anunciación, un aullido, es cosa de gigantes.
Quiero dejar como pequeña muestra estos tres poemas nada
pequeños.
LLEGAN DE TODAS PARTES
Llegan de todas partes,
torcidos
hermosos
salvajes.
Llegan de todas partes:
desnudos
descalzos
despiertos
hermosos
torcidos y salvajes.
Muchachos rubios como la ceniza
tiemblan sobre la línea como tiembla la
cebada
cuando jalamos la cuerda
que sostiene el agua cerca del río.
Traen ojos arrasados por el arado de la
ternura
el miedo barro, la madre lejos,
los hermanos se hacen pequeños
sentados sobre la rama del nogal que plantó
padre junto al gallinero
cuando compró la casa hace 28 años.
Vienen de todas partes
recién planchados
limpios y rubios
brotes de leche
gigantes de barro.
TODOS
ELLOS
(Billy Childish tenía un hermoso bigote debajo del sombrero)
Hablan
del éxito
de
chicas disponibles
bebiendo
vino blanco al final de la barra
de
chicos que transpiran sexo en las primeras filas
y
detrás de la puerta del baño.
Escriben
sus nombres en las paredes
como
si fueran objetos espinosos
alados
primitivos
sagrados.
Aúllan
consignas contra el sistema
y
pelean sin descanso contra las sombras
la
injusticia
el
hambre
la
policía
descargan
sus puños y los poemas
con
rabia misionera.
Hablan
del amor y parece
que
fuera algo que ellos han inventado
una
flor con los pétalos recortados por la cuchilla desafilada
de
los primeros rayos de sol de la mañana.
Luego
llegan los amigos y los conocidos
agitando
las sonajas, las luces y las cervezas
los
libros subrayados con las esquinas marcadas
los
cuchillos de caza, la bandera del amor
el
vellocino de oro para las noches de invierno.
Hablan
del éxito fuman beben mean
fuera
del tiesto
se
abrazan
el
mundo es un lugar hermoso cuando no estás solo.
Regresan
a casa, escupen sobre la cena
encienden
el ordenador
no
saben llorar, no saben amar
no
saben escribir otra cosa
que
su nombre en las paredes.
Todos
hablan del mismo dios
y
se ponen furiosos
cuando apartas la mirada.
CANCIÓN
DE PALENQUE Y POTRO DESBOCADO
Nadie
nos observa
la
tierra con su curva equivocada
la
sangre tensa como un hilo de gaviotas
los
caballos bizcos patean sobre el encerado
el
nervio cosido a la carne
el
aliento.
La
sangre no tiene ojos
nadie
puede escucharnos.
Sobre
el palenque
somos
extraños
enemigos
de muchos años
condenados
a respirar la misma aire
obligados
a escuchar la misma canción
beber
del mismo vaso
heridos
cubiertos
de limo y nata
masticando
los tendones
el
uno del otro
cosidos
a la carne por el espolón
la
escudilla del aliento.
Torres
sin entrada
puertas
o ventanas
esquivando
las tuercas de la máquina
círculos
concéntricos alrededor de la almohada
hueso
y cuchara.
El
que tenga ojos que oiga,
el
que tenga orejas que mire
cómo
patea el potro y sangra
leche
la
cornada.
Gracias hermano
ResponderEliminar